Seguimos hablando de costumbres de cortesía social equivocadas (como la ya explicada de llevar vino a las cenas a las que uno ha sido invitado, por ejemplo.)
En este caso, traemos a colación la también bienintencionada, y no por ello menos equivocada práctica, de esperar a que todo el mundo sea servido antes de empezar a comer el plato principal. Hay que destacar que este error no solo se comete en España, sino que es común en la mayoría de los países europeos en los que he estado, donde también se produce la embarazosa situación de ver a la gente que no ha sido servida ordenando comer al pobrecito comensal que está mirando a su plato con una impresionante cara de fastidio por, según él cree que establece el protocolo, no poder empezar a comer. ¡Qué pringao!
Señores, si ustedes están pagando un pastizal por una buena carne o un suculento pescado, coman nada más ser servidos y disfruten de su plato.
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